miércoles, 7 de abril de 2010

4. Otras personas.

Todos se giraron. Detrás de él había una chica. No era una de sus hermanas. Era castaña claro casi rubia, sus ojos eran verdes y vestía toda de negro unos pantalones bastante ajustados y una ombliguera. En sus brazos llevaba un peluche de un personaje de una conocida serie de anime, era casi completamente blanco. Parecía notablemente enfadada.

-¡Merisa! ¿Qué haces, estas loca?- se quejó el chico tocándose la cabeza donde le había pegado el puñetazo.
-¡Y tu tonto!- gruño ella en voz alta.- Toma y guárdate eso, me lo ha dado Matsuri-sensei.- siguió mientras le tiraba a la cara lo que parecía una sudadera.
-Se me debe haber olvidado. ¿Pero que hacías tu en un gimnasio si el deporte te da alergia?
-Venia del club y me la encontré. Ten más cuidado la próxima vez porque si un dia se te olvida la cabeza yo no seré la que te la traiga.
-Seishi-kun, ¿Quién es esta chica?- preguntó Mayuru.
-Merisa, una vieja amiga. Es raro que no la conozcáis, viene por el Sempu muy a menudo, a ayudar, por decirlo de algún modo.
-¿Eres una de las camareras?- inquirió Minato.
-No, a mi me llaman para animar el cotarro cuando está de capa caída.- aclaró la aludida.
-Su trabajo consiste en berrear, en el bar se la conoce como la revienta escenarios.
-Cállate enano y preséntame a tus amigos. O es que me ves cara de adivinar como se llaman.
-Vale, estos son Mayuru, Minato, Kiyoshi, Yutaka y Yukari.-Explicó señalando a cada uno cuando lo nombraba. Merisa rodeo el cuello de Seishi tirando de el para abajo y murmurando algo a su oído.
-Son los tres muy guapos, ¿cuál es el tuyo?- susurro lo suficientemente bajo para que solo él la oyera como si maquinaran un plan secreto.
-A ti te lo voy a decir- contestó en el mismo tono.
-Es para no intentar ligármelo, de todos modos ya lo descubriré yo sola.- rápidamente se separo del chico.- Bueno yo me abro, he quedado con Haruka para ver fotos de parejitas yaoi en “Deviantart”. Encantada de conocer a los amigos de Sei. Hasta otra nos vemos algun día en el Sempu.
-Adiós, Merisa.- contestó Seishi. -Y no vuelvas… -musitó para si.
-Con que Merisa, Seishi te lo tenias muy callado.- insinuó Yutaka acercándose mucho a él.- ¿Qué, a esta no la llamas por el apellido? Estas echo todo un pillín.
-Ya he dicho que es una amiga de la infancia. Y la llamo Merisa porque no se cual es su apellido, ni siquiera Merisa es su nombre autentico se lo puso al pasar a secundaria, para no se que del anonimato, en realidad se llama Madoka. Además, está pirada, ¿habéis visto el peluche que tenía? Se lo compró en el ultimo Expomanga al que fuimos y desde entonces lo lleva a todas partes diciendo que es su niño. Y os advierto que no consiente que nadie se meta con él.
-Da igual se te veía cómodo con ella y te ha abrazado. -continuó Minato con el mismo tono.
-No me ha abrazado, casi me rompe el cuello. Lo que pasa es que está tonta perdida. Creo que deberían nombrarle peligro nacional.
-Oíd, nosotras nos vamos ya. Hasta luego.- dijo Yukari mientras se alejaba y arrastraba con ella a Mayuru sin dejar a los chicos despedirse.

Las dos caminaban en silencio. La castaña miraba avergonzada la coronilla de su amiga que caminaba delante suyo. Sabia porque la había hecho alejarse del grupo, cuando Yukari no hablaba era que estaba muy enfadada con ella. Finalmente esta se giró para mirarla.

-Aquí la única tonta perdida eres tú.- la riñó- ¿Cuándo piensas actuar?
-¡¿No te das cuenta, Yukari?! ¡Para mi no es tan sencillo como tu crees!
-Eso son excusas, ¿no habías ido al entrenamiento para intentar decirle a Seishi que te gusta? Has perdido una oportunidad de oro. -recriminó la rubia girando la mirada.
-Para ti es muy fácil como solo tienes que guiñar un ojo para que el que sea te esté besando los pies. -contestó molesta Mayuru.
-Pues será porque yo me arriesgo. Tu que sabes si no lo has probado. A lo mejor también caía a tus pies. Tendrás que intentarlo alguna vez ¿no crees?
-¿Para qué? ¿Para que me diga que no? ¿Y si después ya no quiere ser más mi amigo? ¿Y si ya hay otra persona? -preguntó retóricamente casi apunto de que las lagrimas se escaparan de sus ojos azules.
-No puedes estar tan segura hasta que no lo intentes. ¿Y si es un sí? ¿Vas a arriesgarte? Mira, ya has visto las confianzas que se tomaba con esa tal Merisa, ¿acaso vas a dejar que aquella chica gritona te lo quite?
-No, pero… pero… no se que tengo que hacer. Me da miedo que no vuelva a hablar conmigo. Para ti será una tontería, pero no quiero.
-Bueno, Tu verás lo que haces, eso tienes que pensarlo bien tu sola yo no te voy a decir lo que tienes que hacer. Pero ya sabes que si necesitas cualquier tipo de ayuda me tienes para cualquier cosa. Yo me voy a casa que me muero por un buen baño con sales termales. Hasta mañana, Mayuru.


Seishi estaba medio tumbado en un sofá leyendo tranquilamente cuando una de las gemelas se acercó corriendo a su hermano. Parecía muy nerviosa e ilusionada. Y casi con un salto se arrodilló frente al sillón.
-¿A que no sabes una cosa?- preguntó Miyako con una enérgica sonrisa .
-¿El que tengo que saber?- respondió, sin demasiado entusiasmo ni siquiera apartando la vista del libro, con otro interrogante.
-Ya han dado cita a Miyu, la semana que viene semana va a ir al ginecólogo.
-¿Y? No es la primera vez que va. Como si fuera una novedad.
-Pero le van a decir si el bebé es niño o niña. ¿No te hace un poco de ilusión? A mi me gustaría que fuera otra niña.
-¿Otra? ¿No sois suficientes ya? ¿Yo preferiría tener un sobrino?
-No. Nunca hay suficientes niñas en una familia. Mírate a ti si hubieras nacido chica serias más entretenido.

Un sonido indicó que alguien acababa de entrar por la puerta principal, además de interrumpir la conversación de los hermanos. La animada voz de la primogénita de la familia y otra bastante más grabe saludaron a toda la casa para que se percataran de su presencia. Junto a Miyu entró en la habitación un hombre joven, era muy alto y moreno, lucia algo estirado y tal vez demasiado serio para su alegre y entusiasta hermana mayor. Se trataba de Sayonji Kotseshu el novio de Miyu. Seishi se levantó del sofá e hizo un ademán de marcharse. Pero la gemela buena le detuvo del brazo.
-Hablando de la reina de Roma.- río Miyako a modo de saludo. Luego se levantó murmurando a su hermano. -No seas mal educado, hombre.
-Buenas tardes Miyu y Sayonji.- dijo a la pareja que acababa de entrar en la sala.
-Buenas tardes, hermanitos. -contestó la hermana.
-Creo que ya casi se debería decir noches. -sugirió el hombre, también a modo de saludo, mientras ambos se sentaban en el sofá del frente.
-¿Hoy te quedas a cenar, Sayonji? -preguntó intrigada la menor.
-Sí Miya-chan, hoy os toca aguantarme. -contestó este queriendo parecer más amable.
-Voy a salir un momento. -dijo de improviso Seishi haciendo el ademán de marcharse.
-¿A dónde vas? -preguntó Miyu viendo como pasaba junto a ellos.
-Acabo de recordar una cosa que tenía que hacer.
-Pues ten cuidado, nunca se sabe que clase de personas te puedes encontrar y que te pueden hacer. -comentó él.
-Lo tendré. -contestó Seishi ya saliendo por la puerta.

Seishi caminaba por caminar. No llevaba rumbo, solo se dirigía donde sus pies le dictasen. Con lo a gusto que estaba en su casa, no entendía muy bien porque se había ido, pero ahora no le apetecía para nada volver, cualquier lugar era bueno con tal de que no estuviera cerca ese tipo. Nunca le había gustado el novio de su hermana mayor, opinaba que ella se merecía algo mejor, pero estaba demasiado enamorada como para darse cuenta. Y luego estaba el tema del bebé. Definitivamente nunca se separaría de él, por mucho que al hermano menor no le pareciera el más adecuado.
De repente, mientras estaba tan sumido en sus tonterias como para no darse ni cuenta, vio a Mayuru aparecer de detrás de una esquina casi chocando entre ellos.

-¡Cuidado! -exclamó él sujetándola para que no se cayera.
-¡Uy! Lo siento estaba pensado en mis cosas y ni te he visto llegar. Soy tan distraída.

Parecía pensativa, era raro verla tan desanimada, ella siempre parecía estar alegre. Realmente esa chica le gustaba, no como amor porque el estaba enamorado de Minato, por mucho que se lo negara a si mismo, pero le resultaba tan mona y simpática. Casi parecía una muñeca. No era como Yukari la perfecta sin embargo, ni como las dictadoras de sus hermanas, ni como las locas de Haruka y Merisa, era una gran persona.

-¿Te pasa algo, Mayuru? Pareces triste.
-No, no es nada. Solo es que he discutido con Yukari.
-Ha sido grave. La discusión digo.
-No que va ya lo ha entendido. Pero no puedo quitármelo de la cabeza y habia salido a despejarme. ¿Y tu?
-Estaba paseando. No me apetece ir a casa.
-¿También has discutido?
-No, pero tenemos visita y no es que me guste especialmente. Ya es bastante tarde, tendré que regresar pronto. ¿Te acompaño a la tuya primero?
-Vale.Si no te molesta.- lo dos caminaron un par de minutos sin hablar demasiado, hasta que la chica empezó. -Esto… Seishi…
-¿Qué?- contestó torciendo el cuello para verla, ella desvió la mirada algo avergonzada.
-Esto… tu no harías nunca daño a nadie ¿verdad?
-No supongo que no. Siempre hay alguien que merece un par de tortas como la vistita que tengo en casa, pero supongo que no.
-Ni te reirías de nadie, ¿a que no?
-No, pero porque me preguntas todas estas cosas.
-Porque... -murmuró dejando de caminar. Él siguió unos pasos hasta también pararse. -Yo… quería… hablarte de una cosa y no me gustaría que te rieras…
-Dime lo que quieras, te prometo que no me reiré.
-Pues… esto…