sábado, 29 de mayo de 2010

6.Preparando una convención.


Los cuatro trabajadores del "Shempu" esperaban en el interior del mismo que su jefe llegara. Era le tarde del miércoles y aun seguía lloviendo. Eran una panda de lo más curiosa cada cual con sus manías únicas y su estilo. Haruka, que aunque lo pareciera no iba cosplayada, estaba sentada frente a un ordenador portátil junto a Merisa. Haruka Kanata era muy alta, más que algunos chicos cosa que no le gustaba demasiado. Tenia el pelo cortado a media melena y teñido, lo que no solía ser bien visto. Ichirin Nohana era todavía más "ilegal", él al contrario que su compañera el tenia el pelo muy largo de un color negro tirando a azulado también producto de pigmentos químicos y el flequillo echado sobre los ojos por lo que rara vez se le veían con claridad. Era de la tribu de los "emo" por lo que por cualquier cosa se echaba a morir. Y tenia la extraña manía de llevar ropa que le quedara grande. Yasei Mezameru también alto, de aspecto deportista, lo poco político de este eran los pendientes que adornaban sus orejas. Era adicto a los videojuegos, sobretodo los de lucha. Y mucha gente no sabia que su pelo era rubio ya que solía llevar pelucas para sus disfraces. Y la cuarta integrante era Merisa, una chica a los que todos temían no solo por su carácter temperamental si no también por su aspecto. Ella solo vestía de color negro o muy oscuros y adornaba todas sus pertenencias con motivos igual de tétricos por lo que ya se había ganado la fama de bruja. Solía llevar con sigo un muñeco al que llamaba "su niño" y le sentaba muy mal que la gente le tocara sin su permiso.
Las dos chicas permanecían frente a la pantalla cuchicheando algo. Cada un par de segundos una de las dos exclamaba un "¡Que monada!" o una cosa parecida. Ellos, en cambio, jugaban en una mesa de pin-pon al juego con el mismo nombre.

- ¡Ya me he hartado de los chibis!- decía Merisa levantándose de la silla y acercándose a donde estaba Ichirin -Anda Ichi cuídame a Near un momento, que vamos a ver imágenes de chicos guapos escasitos de ropa y no quiero que se traumatice.
- Merisa, hazte a la idea es un muñeco de trapo. -rió burlón Yasei.
-Tu si que eres de trapo, claro que se que es un muñeco pero así es mas divertido. ¡Verdad mi pequeñín!- y haciendo al peluche un par de carantoñas se sentó de nuevo en su sitio.
-¿Por que no se la llevaran a un manicomio rápido?- murmuro el rubio.
- Hombre, mono es. A que si Nearu-chan.- contesto el otro chico.
- ¡Y encima es contagioso!

Pasaron otro rato oyéndose a las chicas cotillear de lo buenísimos que estaban los chicos de Bleach. Cambiando sus "¡Que monada!" por otras frases menos delicadas como: "¡Me lo comía hasta con ropa aunque estuviera un mes cagando trapos!". Ambas eran muy bastas y pervertidas cuando querían sobretodo la castaña. Haruka prefería los niños monos con cara de no haber roto nunca un plato.

- ¿Tengo una duda?- empezó Ichirin -¿Por que a las tías, por lo menos a estas, les gusta tanto ver imágenes de tíos ensangrentados?
- Creo que al verles heridos, les despierta el instinto maternal.
- ¿Las babas son también parte del instinto?
- Esa es la parte de mi teoría que no he perfeccionado. Algún día sacaré un libro con las claves y secretos de las chicas otaku. Se venderá como churos. Hasta entonces ellas serán mis ratitas de laboratorio.
- Suerte que no te están oyendo.

La puerta se abrió y unas campanillas sonaron al hacerlo. Los cuatro miraron hacía donde venia el sonido. Eran Seishi y sus amigos, incluidas las dos chicas que solían ir con ellos. Todos cerraron sus paraguas y tras saludarse, el hijo del jefe explico:

- Mi padre hoy no puede venir, me ha dicho que decidamos nosotros el tema de la convención de este año.
- ¿Y ellos van a ayudarnos?- preguntó Haruka extrañada por la presencia de los acompañantes del chico.
- Si, a sido idea mía.- dijo Minato lleno de orgullo -Seishi no paraba de quejarse del trabajo que da trabajar en la cafetería de la convención, y se me ocurrió que si somos más tendremos menos trabajo.
- Y asi nosotros probamos a ir cosplayados, parece divertido. -siguió Yukari.
- Si no os molesta claro. -termino Mayuru.
- No, no molestáis. Contra más seamos más nos divertiremos.
- Eso, pero tenemos que ponernos de acuerdo pronto, o no nos dará tiempo a hacer tantos trajes.
- Podemos escoger unos trajes como los del año pasado, los de Death Note eran bastante sencillos. Incluso fuimos por el metro vestidos.- propuso Ichirin.
- Lo de vestidos era relativo. Porque lo de los pantalones de Merisa fue muy fuerte.- rebatió Yasei.
- ¿Vais a recordármelo toda la vida?
- ¿Que pasó?- preguntaron curiosos.
- Pues que a esta espontánea le dio por no llevar ya puesto el vestido pero tampoco quería cambiarse en los servicios que siempre están llenos. Pues llevaba una camisa de tirantes que cuando se puso el traje por encima no se notaba. Pero cuando vemos que en medio de la boca del metro todo el mundo nos mira porque se estaba levantando la falda para quitarse los pantalones, casi nos da algo.- Narró el rubio intentando no echar una carcajada.
- Sois unos exagerados, llevaba unos leotardos negros por debajo no se hubiera visto nada.
- Pero eso no lo sabían los salidos que te miraban agachándose para tener mejores vistas.- reclamó Seishi.
- Y eso no acaba ahí. Cuando la detuvimos, que por cierto todos nos miraron mal por hacerlo. Salimos y en medio de la calle dice "Ahora que no hay nadie" y va un señor y sale de un coche y se la queda mirando.
- ¡Que no se vio nada! ¡Ya me aseguré yo! Y si hubiera sido así, que hay de malo en alegrarle el día aun señor.
- Tranquila Meri, te comprendo. ¡Yo jamás, repito, jamás te hubiera detenido en tu intento de quitarte los pantalones!- exclamo Yutaka con tono dramático.
- ¡Cochino!- grito Yukari.
- Tranquila eso no me importa, lo que no quiero es que me vuelva a llamar así. Además lo de sencillo lo dice Ichirin que ni calcetines tenia que prepararse y Yasei que fue con el uniforme de nuestro instituto.
- Esos trajes nos dejaron muy tocados. Las fans se tiraron toda la tarde a Haruka y a mi que representáramos una escena yaoi.- se quejo Seishi.
- Es que yo soy tan alta que siempre voy de chico para no desentonar, como allí no me conocen como en el barrio que ya se saben mi tamaño...- aclaro ella.
- Pero yo no me vuelvo a embutir en un traje de cuero que se pasa mucho calor.- continuo el moreno.
- Y allí fue donde conoció a mi niño. Lo vi, era tan mono con esos ojitos que me decían “Cómprame, cómprame“, y nos vino de perlas nos faltaba un cosplayer de Near.
- Sabia que vosotros os lo pasáis muy bien pese a lo que se queja Seishi. Por eso se lo he pedido.
- Claro pese a todo somos súper cachondos. Luego con el dinero que ganemos nos vamos de acampada, a la playa o algo así.
- Esto cada vez me gusta más.- sonrío alegremente Yukari -Entonces, ¿de que vamos a disfrazarnos?
- Tiene que ser una serie que tenga muchos personajes.- inquirió al fin Kiyoshi.

Pasaron un rato pensando, proponiendo ideas y descartando la mayoría, resultaba complicado encontrar un tema que complaciera a todos. Todos estaban sentados alrededor de una mesa circular. Por fin parecía que habían hallado una solución con los suficientes caracteres como para que cada uno fuera como más le gustara pero eso siempre traía peleas por un miso personaje para evitarlo optaron por hacer un sorteo, salvo para Haruka que ya tenia un papel que solo podía hacer ella.

- Muy bien, repasemos.- comenzaron Yasei - Ahora empezando por mi, diremos lo que pone en el papel que os haya tocado, yo diré a otro para que lo diga y así nos acordaremos mejor ¿OK? Yo soy Ichigo Kurosaki. Continua... Minato.
- Yo, de Renji Abarai. Que siga Yutaka.
- A mi me mola mi papel, seré el malvado pero físicamente atractivo Aizen Sosuke. Y va a seguir Yukari.
- Yo haré de Orihime Inoue, Mayuru.
- Que bien yo soy la protagonista, Rukia Kuchiki, pero no se como esconderé mi pelo. Bueno que continúe Seishi-kun.
- A mi me a tocado Uryuu Ishida. ¿Porque siempre me tocan los que llevan un traje mas complicado? El siguiente que sea Ichirin.
- Mayuru vamos a ser hermanos, me salio Byakuya Kuchiki., Haruka te toca.
- Si ya lo sabéis, yo ire de Isane la única chica alta. Por fin haré un papel femenino en la convención. Merisa, es tu turno.
- Pues yo encarnare a Ranjiku Matsumoto, y Near a Toushiro-chan.
- ¿El peluche también viene?- miro con resignación Yasei.
- Si que pasa. Va Kiyoshi solo quedas tu.
- Grimmjow, ese es mi papel.
- Pues si lo tenemos todo claro, mañana hay que traer un foto de vuestro personaje par empezar a tomar medidas y hacer patrones. -concluyó Ichirin.
- Pues hasta mañana entonces. -se despidió Kiyoshi saliendo por la puerta con algo de desgana.
- Espera Kiyo voy contigo. -exclamó Yutaka.
- ¿Vosotros no vais con ellos, Mina? -inquirió Yukari refiriendose a el aludido y a Seishi que estaba detrás de la barra haciendo algo.
- No mejor espero a que Seishi termine unas tareas que le ha mandado su padre.
- Como tu veas, entonces yo me voy. Mañana hay examen de matemáticas y tengo que repasar. -y se despidió dándole un ligero beso en la mejilla. -Nos vemos mañana. Vamos Mayuru.
- Si, si ya voy. Hasta luego a todos.
Después de las dos chicas se marcharon los otros cuatro compañeros de trabajo. Quedando solo Minato y Seishi, que labava unos vasos.
- Seishi, puedo pedirte un favor.
- De... depende. -contesto notando como volvía a ponerse colorado.
-Tranquilo no voy a pedirte que me ayudes a conquistar el mundo ni nada por el estilo. -bromeó al notar el tartamudeo de su amigo. -Me dejarías quedarme en tu casa durante unos días.
- ¿Ha pasado algo en la tuya? -Minato no contesto, pero con el silencio que guardo se confirmaba que la respuesta era afirmativa. -Lo... lo siento.
- No pasa nada. Es que he enfadado con mi madre, aunque mi padre no vive en mi casa a veces viene a recoger algo y no me apetece ver como vuelven a discutir. Había pensado en ir a casa de Yutaka pero ya sabes que se va de intercambio a Estados Unidos y supongo que tendrá mucho que estudiar, como le han adelantado los exámenes.
- ¿Porque no me lo dijisteis desde un principio?
- No quería molestar, en tu casa sois muchos y pensé que seria un incordio. Pero Kiyoshi vive en unos apartamentos, y los padres de Yukari no se fían de que duerma en el mismo cuarto que su hija.
- No eres ninguna molestia. Si a ti no te parece mal convivir con cinco chicas alocadas. Ellas estarán muy contentas, siempre dicen que les gustaría tener un hermano más guapo. Luego se lo pregunto ha mis padres y te llamo con la respuesta.
- Gracias Seishi tu sique eres un buen amigo. No sera mucho de verdad solo un par de días hasta que mis padres solucionen sus diferencias.
- De nada, para eso estoy.

A Seishi no le gustaba verle asi, aunque intentara ocultarlo se notaba que Minato estaba decaído. Él entendía que no quisiera volver, en ocasiones tampoco quería hacerlo. Pensaba que era algo quejica, no se podía comparar las cosas con las que se molestaba en su familia a la de Minato, por lo menos él no tenia problemas con sus padres y si algo le molestaba siempre tenia a sus hermanas para escucharle.

domingo, 16 de mayo de 2010

5. Sonrisa Perenne

El martes llovió, fue una de esas lluvias que calan hasta los huesos helándolos casi dolorosamente. Minato odiaba aquellos días grises. Y para colmo de sus males la profesora de historia había vuelto a pedir una hora. Minato odiaba aquellas aburridas clases llenas de nombres raros y ideologías radicales que para su justo solo servían para darle ganas de hacer él mismo una reivindicación. Pero que ganas tenia esa mujer de llenarles la cabeza de todos esos datos que ya nunca volvería a utilizar, puesto que en bachillerato no darían más historia. Definitivamente el era un chico de números. A Seishi, en cambio, le apasionaba era como un libro que se extendía desde lo más remoto de la memoria humana hasta el mismo día en el que vivían, era casi como vivir en la ficción. Por suerte el timbre sonó indicando el cambio de una clase a otra. Seishi guardó rápidamente el libro y el cuaderno para sacar los de la siguiente. Minato se tomó su tiempo para hacerlo como intentando que el tiempo se ralentizara junto a su movimiento.

-¡Madre mía! ¿Y ahora lengua? Hoy me quedo dormido fijo.- se quejó mientras se recostaba en la silla.
-¿Cómo llevas el libro?- pregunto Seishi con cierto tono acusador aunque ya se esperaba una respuesta de ante mano.
-Sigo yendo por la pagina trece. Menos mal que todavía queda un mes. ¿Y tu?
-Yo ya me lo acabé. -contestó velozmente orgulloso de sí.
-Empollón…- musito Minato en un resoplido.
-Hoy era el día de las dudas, se supone que aunque el examen sea dentro de un mes tenias que habértelo leído ya.
-¡Pero tu has visto el tamaño de ese libro! Es imposible que te lo hallas leído ya, físicamente imposible.
-Pues ayer mismo lo terminé. Tan imposible no es.
-Empollón… -repitió con una ligera risa.

Minato miró de reojo a su amigo, siempre era tan responsable desde luego no era una persona dispuesta a hacer una locura. Él ya estaba totalmente preparado para la clase de lengua, mientras que el pelirrojo ni había sacado el archivador. Se fijo en el estuche de su amigo, le llamó la atención un pequeño llavero en forma de gatito de la suerte.

-¿Ese muñeco no es de Mayuru?
-Sí, se le cayó ayer, cuando me la encontré por la tarde.- Seishi guardo unos segundos de silencio con gesto serio.- ¿Tu lo sabias?
-¿El qué? -contestó Minato con otra pregunta.
-El problema de autoestima que tiene. Ayer salí a dar una vuelta y me la encontré. Estaba muy seria y parecía triste. Me dijo que había discutido con Yukari. Luego me hizo jurar y perjurar que no me reiría de ella. Dijo que todo era culpa suya que si Yukari se enfadaba era porque no era lo suficientemente buena, estuvo llorando un buen rato. Y la acompañe a su casa.
-Bueno es normal que si está triste llore, pero si es verdad que desde pequeña no se a tenido mucho aprecio a si misma. Debe ser duro ser la amiga de una persona como Yukari, tiene que sentirse muy mal, Yukari está considerada una de las chicas más guapas, tiene las mejores calificaciones de cuarto curso y además es buena en deportes, ella a su lado solo parece “la amiga de Yukari”. Será en parte por eso. Aunque yo se de alguien al que hace unos años le pasaba lo mismo.
-De eso hace ya mucho.- replico girando la mirada.
-¿No te dijo nada más?
-No nada más ¿por?.
-Solo era por curiosidad solo eso. Pero de todos modos luego hablaré con Yukari y le diré que no intente convertir a Mayuru en una segunda ella. No pude esperar que todos seamos tan estupendos. A veces no se da cuenta de que puede herir a la gente pero no lo hace con mala intención eso puedo asegurarlo.- Minato cambio la dirección de su mirada. Kio, Ryoga, Shingi, Yutaka, Akaru R y Hatori estaban reunidos alrededor de una mesa jugando a alguna entretenida partida de cartas.- ¡Yanqui! ¿Cuántas partidas lleváis?
-No se, varias.- contestó Hatori.
-Si que tarda el profesor.- concluyó Seishi- con un poco de suerte Naomi-sensei nos vuelve a dar otra clase de historia.
-¡No Dios mío! Otra vez no. Lo peor es que seria capaz, estoy convencido de
que esa mujer me odia. Disfruta torturándome.
-No exageres.- dijo con una leve y tímida sonrisa.
-Como luego vengas a quejarte diciendo que el profesor de matemáticas te odia a ti no te escucharé. Bueno ¿te echas una?.- preguntó refiriéndose a las cartas.
-Sabes que eso va contra las normas. Está prohibido jugar a ese tipo de juegos en el instituto.
-Las reglas están para romperlas, y ni siquiera apostamos nada.
-De todos modos yo prefiero repasar.
-Como tu veas… empollón.- y muy enérgicamente te reunió con los chicos que jugaban unas mesas más alejados. -¡Chicos me apunto a la siguiente!

Seishi se quedó un par de segundos con una francamente tonta sonrisa mirando como su amigo se acoplaba al grupillo. A Seishi le gustaba Minato, de aquello no quedaba duda, puede que él prefiriera negárselo a sí mismo pero era inútil, lo sabía. Le gustaba que fuera tan alegre y espontáneo, su casi permanente sonrisa, sus enormes ojos marrones, su pelo cobrizo totalmente alborotado, todas y cada una de las pecas que adornaban su pálida piel de pelirojo. Y no solo eso le hacia gracia la cara que ponía cuando intentaba concentrarse en algo y el esfuerzo era en vano, hasta la manía de balancearse en la silla le parecía encantadora. Desde luego la cursilería de Miyako hablando de sus amores platónicos le estaba causando verdaderos daños colatelares, iba a acabar convirtiéndose él también en una chica, por lo menos mentalmente.

-Por cierto- se oyó decir a Minato- Yutaka dile a Matsuri-sensei que hoy no podré ir al entrenamiento.
-¿Por qué?- pregunto el aludido- ¿Has quedado con tu princesita?
-No, son problemas personales. Ya sabes.

Seishi escuchó la conversación de su amigo y no pudo evitar preocuparse. Al contrario que le ocurría al moreno, la familia de Minato era muy escasa. Él estaba viviendo solo con su madre desde hacia un par de meses. Ella y su marido, el padre de Minato, se encontraban en pleno proceso de divorcio. Seishi no conocía los detalles de la separación, de lo único que estaba seguro era de que su amigo lo pasaba realmente mal con ello y siempre intentaba en todo lo posible evitar el tema. Y aun así cuando lo hacía seguía sonriendo.

La puerta se abrió de improviso, todos los alumnos ocuparon rápidamente sus puestos. Un hombre ya entrado en edad con aspecto del típico científico loco y intrigante tic nervioso en los ojos irrumpió en la sala.

-Bien pequeños delincuentes.- empezó- Os doy dos opciones antes de amonestaros a todos por practicar ciertas actividades que conocéis prohibidas. A: dar una bonita y necesaria clase de biología, puesto que vuestro querido profesor de lengua no ha venido, con agravante de que la semana que el viernes tendréis un examen. O la más apetecible B: seguir pasándoos las reglas por donde os de la gana y proseguir con vuestra partida a la solterona. Vosotros elegís.- todos guardaron silencio- Suponía que elegiríais B. Si no me molestáis no se lo diré a la directora.
-Kagero-sensei- dijo Yutaka asumiendo por una vez su papel de delegado.- todavía no nos han dado el calendario de parciales de este mes.
-¿Y a mi qué me cuentas? Ahora no estamos en tutoría, apañáoslas como podáis. Pegaos con cuarto B para robárselo, por ejemplo.
-Pero si en el cuarto de letras son más del doble que nosotros- se quejó uno da los gemelos.
-Eso haberlo pensado antes de escoger las ciencias. A demás ellos son muchos pero cobardes y contáis con el señor Raiku que otra cosa no será pero macarra y con Ryoga que se come lo que sea.
-¡No hay que tenerles nada de miedo!- exclamo Hatori con su típica energía.- Ellos serán más, pero nuestra clase esta al mismo nivel, véase el doble.
-Creo que eso vas a tener que explicarlo, señor Hatori. -contestó el profesor temiéndose alguna de las citas celebres de su alumno.
-Haber nosotros somos trece y ellos treinta, o sea son el doble pero como somos igual de listos que ellos, pues claramente somos el doble.
-Mira Yanqui déjalo.- cortó Shinji.
-Claro, claro. ¿Veis? -continuó el tutor -Primero les aturdís con las teorías de esta criatura. Luego mandáis al ultimo superviviente y ya os lanzáis todos como locos.
-Si armamos tanto jaleo por un calendario. ¿Qué haremos cuando queramos un armario? -dijo Momiji con su típico tono dulzón.
-¿Pero donde vamos a poner nosotros un armario en esta miniclase? Nos tendremos que salir nosotros fuera para que entrará. -apuntó Shinji.
-Pero conociéndoos… -corrigió el profesor. -A vosotros os pega más una máquina tragaperras.
-Pero que poca fe nos tienes profe… aunque es buena idea, me la apunto para la reunión de delegados. -bromeó Yutaka.

La clase entera se río, era otra ventaja de ser pocos siempre te lo pasas bien y ellos ya no eran unos crios con los que no se puede bromear. Si a eso le añadimos lo pasota que era su tutor la clase era a veces un pitorreo. Aun a si aquel profesor era de los más duros y no paraba de repetirles lo duro que les seria el bachillerato y por no hablar de que les daba collejas casi continuamente.
Pero la mente de Seishi seguía en otro lugar lejano de la conversación, más exactamente en la sonrisa perenne de Minato.