sábado, 31 de julio de 2010

8. Una noche acidentada


Habían vuelto de la cafetería. En la casa de los Sato ya se había reunido toda la familia más el invitado. Al ser tan numerosa siempre surgían pequeños problemas de convivencia entre los miembros. La discusión del día era el turno para entrar en la bañera. Los padres decían que se realizara como siempre pero a Yaone que aquel día le tocaba entrar la ultima no le parecía nada justo porque lo haría muy tarde y necesitaba cada minuto. Ella proponía entrar la primera pero entonces las gemelas que eran muy escrupulosas decían que ellas no se iban a bañar cuando todos los demás ya lo hubieran echo. La verdad es que el problema se solucionaría con que alguien le cambiara el turno pero esa "dictadora" siempre imponía su ley y si ella misma desobedecía sus propias normas seguro que no las volvían a seguir.

-Vale y a ver que os parece esta otra solución, podríamos bañarnos de dos en dos.
-¡Ala en plan orgia! -exclamo una de las gemelas.
-No seas exagerada, Makoto. A ti no te cuesta nada bañarte con Miyako si sois iguales y os tenéis muy vistas ¿Y tu con trece años como sabes lo que es una orgia?
-Las niñas de hoy en día estamos muy resabidas. Pero no cambies de tema.
-¿Que es un orgia, hermanito? -pregunto la pequeña que estaba agarrada a la chaqueta de Seishi.
-Mejor que no lo sepas Suki, son cosas muy feas.
-Suki se bañará conmigo. -anuncio Miyu cogiéndola en brazos. -Ya tenemos dos turnos menos.
-Bien, pues que los dos chicos se bañen también juntos.
-¡¿Que?! -exclamó Seishi.
-¿Que pasa si los dos sois chicos?
-Pe... pero... -miro a Minato esperando que el también se negara. Si no lo hacia sentía que su pequeño corazoncito iba a estallar.
-Bueno si no hay más remedio. -concluyó el pelirrojo.
Seishi se quedo helado con esa respuesta, por otro lado no podía mas estaba convencido de que se moría ahí de pie. Miyu que observo la reacción de su hermano levanto la mano y exclamó:
-¡Reunión de hermanas Sato! -y con ese grito todas las demás se reunieron a su alrededor formando un circulo.
-¿Que pasa Miyu? -susurro Yaone.
-Creo que no podemos hacer que se bañen juntos.
-¿Y eso por que? Nosotras nos bañamos juntas y no pasa nada. -se quejo Miyako.
-Pero nosotras somos hermanas, no es lo mismo. Ya sabéis lo tímido y reservado que es Seishi seguro que el pobre lo pasa fatal.
-Si y ya sabes lo que hacen los chicos en el baño.
-¿Que hacen, hermanita?
-Las comparaciones no son buenas. Y vete tú a saber que esconde nuestro hermano debajo de eso a lo que llama ropa.
-Será mejor que se bañen por separado.
-Si creo que es lo más apropiado. Se aprueba la moción.
Todas se dispersaron de nuevo bajo la atónita mirada de los dos chicos. Suki se acercó corriendo a ellos con toda la curiosidad por que ellos contestaran a su pregunta.
-¿Que es lo que hacéis los chicos cuando os bañáis?
-Pues... bañarnos. -contestó Minato con toda naturalidad.
-¿Que te estarán metiendo esa panda de locas en la cabeza?
-Entonces los dos chicos que se bañen por separado. -concluyo la dictadora. Esas palabras hicieron de Seishi una mezcla de alivio y desilusión -Pero daros prisa.
-Tu hermana es un poco mandona. -susurro Minato
-Un poco no, un mucho. Prepárate para tener que aguantarla. Ella desde pequeña ha estado acostumbrada a conseguir todo lo que quería y más.

El resto de horas pasaron, como suelen hacerlo las horas. Toda la familia se reunió alrededor de una mesa bastante amplia para que todos se pudieran sentar. Los padres siempre se bañaban después de la cena ya que cocinar para tan alto numero llevaba su tiempo. Por suerte ya estaban acostumbrados, por algo eran dueños de una cafetería. Llegó la hora tan esperada por Seishi. El chico entro en el cuarto. Ya llevaba puesto su pijama azulado, siempre le había recordado a los usados en los hospitales y eso le daba bastante mala espina pero aun así lo utilizaba. Minato permanecía en silencio mirando por la ventana apoyado en el alfeizar de esta. La pequeña se había quedado profundamente dormida mientras jugaba con sus peluches. Su hermano mayor la arropó con las sabanas rosadas. La tumbo un poco pegada a la pared para que al moverse no se cayera. Cuando la niña estuvo acomodada se acerco a su pensativo amigo. El también miro el exterior de la casa como si el oscuro cielo nocturno les estuviera hablando. El chico de cabellos negros quería por un lado decir algo, cualquier cosa que sirviera para romper el hielo y empezar una conversación, pero por el otro prefería que ese momento tan simple se alargara eternamente que nada rompiera ese silencio.

-Ya no hace tanto frío, queda poco para que llegue el verano. -dijo el pelirrojo rompiendo la calma.
-Si es verdad.
-¡El mes que viene ya es tu cumpleaños! -exclamo entusiasmado -¿Que quieres que te regale?
-Yo... nada... nada en especial. Me conformo con cualquier cosa, ya lo sabes.
-Ya hace un montón de años que nos conocemos. -pensó en voz alta mientras hacia cuentas con los dedos. Este gesto hizo que Seishi esbozara una sonrisa.
-¿Te dejo una calculadora?
-¿Que insinúas?
-Que si contar con los dedos es tu truco para sacar tan buenas notas en matemáticas yo también voy a hacerlo.
-¡Siete años! -concluyó -¿Te das cuenta? ¡Madre mía siete añazos! Casi la mitad de nuestras vidas.
-Bueno ya nos conocíamos de antes.
-Pero no éramos amigos realmente, no sabíamos nada del otro. Solo éramos dos niños que coincidieron dos años seguidos en la misma clase.
-Ya sabes que no era mucho de tener amigos. La verdad creo que fuiste el primero que fue amable conmigo.
-Anda no exageres.
-Es cierto, los demás me miraban como si fuera un bicho raro. Y no se porqué. Puede que por las pintas de enfermizo que tenia o lo mismo porque no jugaba bien a nada que requiriera cualquier esfuerzo físico.
-Bueno admite que un poco de miedete dabas. Eras muy pálido y solías llevar siempre una expresión muy triste.
-Lo dices como si hubiera sido mi culpa. Yo no elegí nacer paliducho.
-¿Te acuerdas? Nos hicimos amigos porque te caíste y te rompiste una pierna, ¡que torpón!
-No te rías, a mi me dolió mucho.
-Vale, no me burlo más de ti. Ya tengo sueño voy a la cama, tu cama para ser más concretos. Buenas noches. -y uniendo lo dicho con lo hecho se escondió entre las sabanas.
-Buenas noches. -contesto Seishi haciendo lo mismo. "Tu cama" pensó, desde luego eso le resultaba muy sugerente.

La noche todavía resultaba fría aunque dentro de muy poco ya llegara el verano. En el interior de la casa se respiraba silencio, en toda menos en la habitación del hermano mediano. El ya estaba acostumbrado a los ruidos, por lo que sus dos compañeros de cuarto hablaran, rieran o incluso gritaran palabras ilegibles en sueños no le molestaba especialmente. Estaba durmiendo placidamente cuando la niña con la que compartía la cama le proporcionó una fuerte patada en el estomago. El chico se despertó sobresaltado y un poco dolorido. Suki seguía durmiendo ajena al golpe que le había dado a su hermano mayor. Parecía murmurar algo. Él se volvió a tumbar, esta vez más alejado de ella, como si no hubiera pasado nada. Pero otro sonido hizo que volviera a levantarse, unas palabras que venían de la cama de al lado y que asustaron a Seishi mas aún que la patada.

-¿Estas bien? -murmuro Minato con voz adormilada.
- Minato, ¿te has despertado?
-Ya te dije que no intentaras quitarle el juguete al gato de Yutaka, tiene muy mala uva...-musito de nuevo contestando así a la pregunta.
-No creo que no.
-Yo también opino igual -volvió a hablar como si le hubiera escuchado.

Seishi curvó los labios formando una suave sonrisa. Se levanto lentamente procurando hacer el menos ruido posible. Se sentó sobre sus rodillas delante del lecho de su propia cama. Minato estaba sin arropar, acurrucado como si de un gatito se tratara. Postura que a Seishi se le antojo un poco incomoda para dormir ya que sus rodillas casi estaban totalmente pegadas al cuerpo. El chico se sentía un poco tonto permaneciendo al lado de su amigo que continuaba profundamente sumido en su sueño. Allí estuvo sentado sin hacer nada un minuto, dos, tres... exactamente no sabia decir cuanto tiempo permaneció así. Mirando la cara tan bonita que tenía cuando dormía. Escuchando aquellas palabras adormiladas sobre el gato de Yutaka. Seishi vio como inconcientemente Minato se apretaba todavía más contra sus piernas. Parecía que tenía un poco de frío. El moreno echo un vistazo por la cama buscando la sabana, que estaba echa una bola en una esquina que daba con la pared. La extendió y lentamente cubrió a Minato con ella. Este se agarro al trozo de tela como si fuera su tesoro más preciado. Cada vez le parecía más lindo. Una idea tonta y sencilla, pero que a él le parecía todo un mundo, se paso por aquella complicada cabecita. ¿Y si aprovechaba ese momento? ¿Y si se atrevía a darle un beso? Uno pequeñito, en la mejilla se conformaba, total él no se iba a enterar. Pero... ¿Y si se despertaba? no podía arriesgarse a eso, mejor dejarlo correr. Por otro lado aquella era una oportunidad única. Parecía total y profundamente dormido, por lo menos los agudos gritos de Suki no parecían molestarle demasiado. ¿Como se iba a dar cuenta de una suave acaricia por mucho que se lo diera con los labios? Eso era, un roce, nada más, solo un delicado roce en la mejilla, ni siquiera se le podría llamar beso. Tomo una fuerte bocanada de aire para calmarse y se dijo a si mismo: "Vamos, tu puedes Seishi." Había decidido aprovechar. Muy lentamente fue acercando sus tímidos y nerviosos labios a la mejilla del pelirrojo. Notaba como temblaban al compás de aceleración de su corazón, llegando a un punto que pensó que le estallaría. El trayecto se le hizo eterno, pero al notar el calido contacto con la piel de Minato se relajo un poco. Pero antes de darle tiempo a pensar: "Lo he logrado" el chico de cabellos cobrizos volvió a hablar:

-¡Déjame! -dijo con un mayor tono que las palabras anteriores. Y acto seguido proporciono a Seishi un fuerte puñetazo en su pómulo izquierdo.

Parte por el susto y parte por el golpe el chico callo al suelo muy sorprendido y asustado por si le había interrumpido el sueño.

-¿Estas despierto? -volvió a preguntar. No hubo respuesta.

El dolorido Seishi se acercó a él de nuevo con la mano donde le había golpeado. Minato parecía seguir en el mundo de los sueños ajeno a todo lo que había pasado en el real. Lo mejor seria hacer lo mismo, a ver si con un poco de suerte ya no le pegaban más. Al día siguiente era viernes así que tendrían que madrugar, él ya estaba conforme, pensaba acariciándose los labios. Se metió en la cama de su hermana pequeña sintiéndose más tonto todavía. Puede que además mañana tuviera un maratón en la cara pero aun así era un tonto satisfecho.

martes, 6 de julio de 2010

7. Yendo a vivir contigo

Era jueves por la tarde, tras dos días lloviendo el cielo parecía haberse calmado, pero aun así el cielo era color plomizo en vez de su habitual color azul. Minato cargaba con una pequeña maleta con ropa suficiente para unos días. Cuando Seishi le llamo diciendo que sus padres estarían encantados de acogerle durante unos días él no pudo evitar sentirse mucho más tranquilo. Su amigo le estaba esperando en la pureta de su casa. Junto a él estaban sus hermanas, por lo menos una parte.
Seishi no se había dado de un pequeño detallito que se le había pasado por alto. ¡Minato dormiría en su cuarto! No había pensado que ello hasta la hora de acostarse. Se había preocupado tanto al verle tan tristón que no se percató de que con tantas hermanas no había ni un solo cuarto libre. Su casa disponía de cuatro habitaciones, una claro está de sus padres, otra para las gemelas y, Las dos hermanas mayores también compartían el espacio, y a él le tocaba hacerlo con la pequeña. Como ella era muy chiquitita aun junto a su hermano mayor cabían en una misma cama. Por eso habían pensado que el invitado podría dormiría el la de Seishi y ellos juntos en la de Suki. Solo pensar que Minato a pocos metros de él le ponía de los nervios. Bastaba imaginárselo para que las mejillas le ardieran.
Minato se acerco a él muy sonriente.
-Muchísimas gracias por acogerme, espero no ser una molestia. -dijo a modo de saludo.
-No es ninguna molestia. -contestó él.
-No ninguna, ninguna. -siguio Yaone, la segunda hermana que aun no había echo acto de presencia. -Pero no hagáis demasiado escándalo. Lo advierto desde ya.
-Perdónala, parece que el otro día no le salio un examen lo bien que le hubiera gustado.- se disculpó Miyu por ella. -¿Así que tú eres el famoso Minato? No habíamos tenido la oportunidad de vernos antes. -sonrío acercando su cara a la del chico, al ver con sus mejillas se coloreaban ligeramente no pudo evitar darle un espontáneo abrazo -¡Pero que mono eres!
-Esto... gracias.
-Y además tiene que ser buena persona para aguantar a nuestro hermano.
-¡Makoto! -se quejo el chico.
La puerta se abrió y salieron las dos hermanas que faltaban junto a la madre.
-¡Mina-chan!- exclamó la chiquitina -Vamos a ser hermanos.
-Sí, Suki vas a ser mi hermanita. Muchas gracias señora Sato por dejar que me quede.
-No me las des, que menos por el amigo de mi hijo.
-Eso y ya se sabe el dicho "donde comen dos, comen tres" o en nuestro caso siete. -bromeo Miyako.
-Será durante poco tiempo, de veras.
-Ven Mina-chan te voy a enseñar nuestra habitación. -dijo Suki agarrándole de la mano. -Y tu también Seishi.
La niña les arrastro por la casa hasta llegar a su destino. El cuarto no era demasiado grande, en él había dos camas, se diferenciaba claramente a quien pertenecían. En la mitad izquierda se veía la de Seishi con una estantería con unas figuritas de plomo y una numerosa colección de libros, incluido el que tenía que acabarse de leer. Y la de la derecha era la de la niña con montones de peluches de todos los animales.
-Espero que no te moleste que Suki duerma aquí.
-No, no me molesta para nada. Creo que no estoy como para ponerme especialito.
-Es que a veces habla por las noches...
-No pasa nada yo también lo hago. Suki parece que vamos a darle la noche a tu hermano.
-Tú dormirás en mi cama. Puedes dejar las cosas hay. -explico señalando un rincón cercano al armario.
-Es curioso, hace la tira de años que somos amigos y nunca había estado antes en tu cuarto.
-Eso es porque con tanta hermana preferíamos ir a la tuya a jugar.
-Aun así me resulta raro. -se quedo pensando unos instantes -¡No! Se me ha olvidado la foto de Renji.
-Pues tenemos que darnos prisa en buscarla. No te imaginas el miedo que puede llegar a dar Merisa cuando se enfada. Yo tampoco lo he buscado. Vamos a pedirle a Yaone que nos deje su ordenador.
Los dos chicos salieron del cuarto dejando a la niña dentro jugando con sus muñecas. Se pararon delante de una habitación cuya puerta estaba decorada con un cartelito en el que se podía leer: "Miyu y Yaone". Seishi toco la puerta y acto seguido se oyó una voz desde el interior.
-¿Qué?
-Yaone necesitamos el ordenador. -la aludida abrió la puerta lo justo para poder asomarse.
-¿No os he dicho que no me molestéis?
-Ya pero es una cuestión de vida o muerte.
-A ver... -la joven medito unos segundos - solo si haces mis tareas de los próximos dos meses.
-Pero eso no vale, solo queremos buscar dos fotos.
-¿Dos fotos? Eso cambia las cosas... serán cuatro meses.
-Pero Yaone...
-¿No hay trato? Pues nada majos. -y con cierta expresión de desilusión cerro la puerta.
-Merisa nos mata.- sentencio el moreno.
-No te preocupes. Seguro que no es para tanto. A demás Haruka siempre lleva un portátil, seguro que nos deja buscarlas.
-Aun así nos mata, te lo aseguro.
Y así era, Merisa tenia una autentica y terrorífica personalidad. Le daba igual quien fuera si la llevaba la contraria o la desobedecía le gritaba hasta saciarse, y aunque ya no lo estuviera seguiría pareciendo enfadada con él el resto del día. Para la desgracia de los dos chicos esta parecía estar de peor humor que de costumbre. Nada más entrar les echó a ambos una mirada que parecía que le hubieran matado al perro.
-Os habéis olvidado las fotos. -sentencio sin dejarles hablar. Unas gotas de sudor frío recorrieron las espaldas de los recién llegados.
-¿Como lo has sabido? -pregunto Minato sorprendido.
-La culpabilidad y el miedo se leen en vuestras caras. Seguro que veníais con la esperanza de que Haruka trajera su portátil. Pues lo siento pero hoy no pude venir tendréis que conformaros con el mío.
-Bueno eso da igual es un ordenador también.
-Si pero no tiene Wifi. Solo puedo dejaros las fotos que tengo guardadas y tampoco os servirán de mucho.
-No se las vería si no queréis quedaros traumatizados para toda la vida. -advirtió Yasei saliendo de una habitación mas pequeña cargado con unos rollos de tela negra. -De esa maquina solo puede salir yaoi y chicos ligeros de ropa. Ya sabéis lo pervertidas que son estas chicas.
-Haruka y yo no somos unas pervertidas, somos unas adolescentes sanas a las que les gustan las historias románticas. Y más románticas que las yaoi no hay ninguna.
-Claro y más educativo que el lemon tampoco. -replicó con cierto tono de ironía.
-Mira Yasei no me toques demasiado las narices que hoy no estoy como para escuchar tus memeces.
-Ya te dije que no leyeras aquel fic. ¿Pero tú que hiciste? Leerlo y ahora estas deprimida. Te advertí que ni de los que pone que son para todos los públicos te puedes fiar.
-Pero si el fic me gusta lo malo es que me tiene de los nervios.
-¿Somos los únicos que hemos llegado? -cambio de tema Seishi.
-No en realidad sois los últimos. Salvo Haruka que tenia dentista todos han llegado ya. Ichirin esta tomando medidas a Yutaka y Kiyoshi, Yukari y Mayuru fueron a comprar mas tela blanca y Merisa yo tenemos la importante misión de arrascarnos la barriga mientras los demás curran.
-Vamos la misma que vosotros hasta que Ichirin acabe y os toque, a no que no habéis traído las fotos y sin ellas no podemos empezar vuestros trajes.
-Bruja. -musitó el moreno.
-Te he oído. -advirtió echándole una mirada heladora -Anda haced algo útil y traednos algo de beber a los currantes.
-No los regañes, pueden pasar se con son los trajes, no hay problema para hacerles las medidas. -dijo Ichirin saliendo de el cuarto acompañado de Kiyoshi y de Yutaka.
-Ya podéis agradecérselo a Ichirin, no llega a ser por el y os tengo de esclavos durante el resto del día.
-Pasar chicos, ya sabéis que a esta es mejor ignorarla.
El cuarto era el almacén, al parecer a Ichirin le ponía nervioso que le vieran trabajar. Se había llevado su costurero con lo necesario, su pasatiempo era ese, coser trajes. Mucha gente se metía con él por ese tema, al parecer los chicos no hacen esas cosas. El chico de pelo largo cogió un metro del interior de la caja. Midió a ambos, los brazos, piernas, hombros, cintura... y todos los datos que tomaba los apuntaba en una libreta. Casi parecía un profesional.
-Sabes, Seishi que personaje te pega a ti un montón.
-¿Cual?
-Allen Walker. Y Minato podría ir de Lavi que también es pelirrojo.
-Es verdad. -dijo este último entusiasmado -El año que viene vamos de ellos ¿Vale?
-Eso ya va siendo hora de que le toque a mi serie favorita. -se quejo Ichirin -El año pasado fuimos de Death Note, la preferida de Merisa, el anterior Fullmetal Alchemist, la de Haruka y este año la de Yasei.
-¿Por qué cuando se decidió no propusiste D-Grey Man? -inquirió el chico de los cabellos cobrizos.
-Pues no se. A lo mejor no os parecía bien. -Unas voces femeninas entraron en la cafetería -Las chicas han vuelto. Decidlas que pasen ellas ahora.
Los dos chicos salieron a la par que ellas entraban en el almacén, sin antes un efusivo saludo de Yukari a Minato, que hizo que a Seishi le hirviera la sangre de las sienes. Se acercaron al grupo que permanecía en la barra charlando.
-¿Ya habéis terminado desastres? Ya no hace falta que mañana traigáis las fotos. Yukari las a traído por vosotros, menos mal que ella es previsora.
-Ella es la mejor. -inquirió Yutaka -No sabes la suerte que tienes de que sea tu noviecita.
-La verdad es que si. Siempre esta en todo.
-Y además es guapa. -continuo Yasei. -Ya no que dan chicas como esa.
-¡Oye que estoy delante! -se quejo Merisa -¿Yo que soy una silla?
-No te ofendas Meri, pero tú eres la loca del peluche que se quita los pantalones en el metro. Además da miedito.
-Habló el hombre mas guapo que ha pisado la faz de la tierra, el gran Yasei, que con su mera presencia el sol parece brillar más.
-Se te olvida decir que además soy dios.
-Si el dios de la tontería.
-Pero dios al fin de al cabo, humana.
-¿Se puede saber porque os peleáis tanto? -pregunto Kiyoshi.
-Porque esta no soporta perder. Pero no se puede ser la primera en todo.
"¿Como que no?" se pregunto Seishi, es que acaso él era el único que se daba cuenta de lo irritante mente perfecta que era Yukari. Sabía hacer absolutamente todo. Sacaba sobresalientes en la mayoría de las asignaturas y si no ochos. En deportes destacaba por encima de todos. Bailaba de maravilla, y su voz era la de un ángel. Por no hablar de su talento para la cocina, los ordenadores, la pintura... Y de su fabulosa belleza. "¡¿Como es posible que exista alguien tan... ta...?! Pensaba sin encontrar la palabra adecuada.
Bueno, esa tía tan repelente no iba a amargarle el día. Al fin de al cabo era él el que iba a dormir en su misma habitación y no ella, puede que en camas separadas y con una niña de por medio, pero juntos al fin de al cabo. Ya tenia ganas de irse a acostar.