martes, 6 de julio de 2010

7. Yendo a vivir contigo

Era jueves por la tarde, tras dos días lloviendo el cielo parecía haberse calmado, pero aun así el cielo era color plomizo en vez de su habitual color azul. Minato cargaba con una pequeña maleta con ropa suficiente para unos días. Cuando Seishi le llamo diciendo que sus padres estarían encantados de acogerle durante unos días él no pudo evitar sentirse mucho más tranquilo. Su amigo le estaba esperando en la pureta de su casa. Junto a él estaban sus hermanas, por lo menos una parte.
Seishi no se había dado de un pequeño detallito que se le había pasado por alto. ¡Minato dormiría en su cuarto! No había pensado que ello hasta la hora de acostarse. Se había preocupado tanto al verle tan tristón que no se percató de que con tantas hermanas no había ni un solo cuarto libre. Su casa disponía de cuatro habitaciones, una claro está de sus padres, otra para las gemelas y, Las dos hermanas mayores también compartían el espacio, y a él le tocaba hacerlo con la pequeña. Como ella era muy chiquitita aun junto a su hermano mayor cabían en una misma cama. Por eso habían pensado que el invitado podría dormiría el la de Seishi y ellos juntos en la de Suki. Solo pensar que Minato a pocos metros de él le ponía de los nervios. Bastaba imaginárselo para que las mejillas le ardieran.
Minato se acerco a él muy sonriente.
-Muchísimas gracias por acogerme, espero no ser una molestia. -dijo a modo de saludo.
-No es ninguna molestia. -contestó él.
-No ninguna, ninguna. -siguio Yaone, la segunda hermana que aun no había echo acto de presencia. -Pero no hagáis demasiado escándalo. Lo advierto desde ya.
-Perdónala, parece que el otro día no le salio un examen lo bien que le hubiera gustado.- se disculpó Miyu por ella. -¿Así que tú eres el famoso Minato? No habíamos tenido la oportunidad de vernos antes. -sonrío acercando su cara a la del chico, al ver con sus mejillas se coloreaban ligeramente no pudo evitar darle un espontáneo abrazo -¡Pero que mono eres!
-Esto... gracias.
-Y además tiene que ser buena persona para aguantar a nuestro hermano.
-¡Makoto! -se quejo el chico.
La puerta se abrió y salieron las dos hermanas que faltaban junto a la madre.
-¡Mina-chan!- exclamó la chiquitina -Vamos a ser hermanos.
-Sí, Suki vas a ser mi hermanita. Muchas gracias señora Sato por dejar que me quede.
-No me las des, que menos por el amigo de mi hijo.
-Eso y ya se sabe el dicho "donde comen dos, comen tres" o en nuestro caso siete. -bromeo Miyako.
-Será durante poco tiempo, de veras.
-Ven Mina-chan te voy a enseñar nuestra habitación. -dijo Suki agarrándole de la mano. -Y tu también Seishi.
La niña les arrastro por la casa hasta llegar a su destino. El cuarto no era demasiado grande, en él había dos camas, se diferenciaba claramente a quien pertenecían. En la mitad izquierda se veía la de Seishi con una estantería con unas figuritas de plomo y una numerosa colección de libros, incluido el que tenía que acabarse de leer. Y la de la derecha era la de la niña con montones de peluches de todos los animales.
-Espero que no te moleste que Suki duerma aquí.
-No, no me molesta para nada. Creo que no estoy como para ponerme especialito.
-Es que a veces habla por las noches...
-No pasa nada yo también lo hago. Suki parece que vamos a darle la noche a tu hermano.
-Tú dormirás en mi cama. Puedes dejar las cosas hay. -explico señalando un rincón cercano al armario.
-Es curioso, hace la tira de años que somos amigos y nunca había estado antes en tu cuarto.
-Eso es porque con tanta hermana preferíamos ir a la tuya a jugar.
-Aun así me resulta raro. -se quedo pensando unos instantes -¡No! Se me ha olvidado la foto de Renji.
-Pues tenemos que darnos prisa en buscarla. No te imaginas el miedo que puede llegar a dar Merisa cuando se enfada. Yo tampoco lo he buscado. Vamos a pedirle a Yaone que nos deje su ordenador.
Los dos chicos salieron del cuarto dejando a la niña dentro jugando con sus muñecas. Se pararon delante de una habitación cuya puerta estaba decorada con un cartelito en el que se podía leer: "Miyu y Yaone". Seishi toco la puerta y acto seguido se oyó una voz desde el interior.
-¿Qué?
-Yaone necesitamos el ordenador. -la aludida abrió la puerta lo justo para poder asomarse.
-¿No os he dicho que no me molestéis?
-Ya pero es una cuestión de vida o muerte.
-A ver... -la joven medito unos segundos - solo si haces mis tareas de los próximos dos meses.
-Pero eso no vale, solo queremos buscar dos fotos.
-¿Dos fotos? Eso cambia las cosas... serán cuatro meses.
-Pero Yaone...
-¿No hay trato? Pues nada majos. -y con cierta expresión de desilusión cerro la puerta.
-Merisa nos mata.- sentencio el moreno.
-No te preocupes. Seguro que no es para tanto. A demás Haruka siempre lleva un portátil, seguro que nos deja buscarlas.
-Aun así nos mata, te lo aseguro.
Y así era, Merisa tenia una autentica y terrorífica personalidad. Le daba igual quien fuera si la llevaba la contraria o la desobedecía le gritaba hasta saciarse, y aunque ya no lo estuviera seguiría pareciendo enfadada con él el resto del día. Para la desgracia de los dos chicos esta parecía estar de peor humor que de costumbre. Nada más entrar les echó a ambos una mirada que parecía que le hubieran matado al perro.
-Os habéis olvidado las fotos. -sentencio sin dejarles hablar. Unas gotas de sudor frío recorrieron las espaldas de los recién llegados.
-¿Como lo has sabido? -pregunto Minato sorprendido.
-La culpabilidad y el miedo se leen en vuestras caras. Seguro que veníais con la esperanza de que Haruka trajera su portátil. Pues lo siento pero hoy no pude venir tendréis que conformaros con el mío.
-Bueno eso da igual es un ordenador también.
-Si pero no tiene Wifi. Solo puedo dejaros las fotos que tengo guardadas y tampoco os servirán de mucho.
-No se las vería si no queréis quedaros traumatizados para toda la vida. -advirtió Yasei saliendo de una habitación mas pequeña cargado con unos rollos de tela negra. -De esa maquina solo puede salir yaoi y chicos ligeros de ropa. Ya sabéis lo pervertidas que son estas chicas.
-Haruka y yo no somos unas pervertidas, somos unas adolescentes sanas a las que les gustan las historias románticas. Y más románticas que las yaoi no hay ninguna.
-Claro y más educativo que el lemon tampoco. -replicó con cierto tono de ironía.
-Mira Yasei no me toques demasiado las narices que hoy no estoy como para escuchar tus memeces.
-Ya te dije que no leyeras aquel fic. ¿Pero tú que hiciste? Leerlo y ahora estas deprimida. Te advertí que ni de los que pone que son para todos los públicos te puedes fiar.
-Pero si el fic me gusta lo malo es que me tiene de los nervios.
-¿Somos los únicos que hemos llegado? -cambio de tema Seishi.
-No en realidad sois los últimos. Salvo Haruka que tenia dentista todos han llegado ya. Ichirin esta tomando medidas a Yutaka y Kiyoshi, Yukari y Mayuru fueron a comprar mas tela blanca y Merisa yo tenemos la importante misión de arrascarnos la barriga mientras los demás curran.
-Vamos la misma que vosotros hasta que Ichirin acabe y os toque, a no que no habéis traído las fotos y sin ellas no podemos empezar vuestros trajes.
-Bruja. -musitó el moreno.
-Te he oído. -advirtió echándole una mirada heladora -Anda haced algo útil y traednos algo de beber a los currantes.
-No los regañes, pueden pasar se con son los trajes, no hay problema para hacerles las medidas. -dijo Ichirin saliendo de el cuarto acompañado de Kiyoshi y de Yutaka.
-Ya podéis agradecérselo a Ichirin, no llega a ser por el y os tengo de esclavos durante el resto del día.
-Pasar chicos, ya sabéis que a esta es mejor ignorarla.
El cuarto era el almacén, al parecer a Ichirin le ponía nervioso que le vieran trabajar. Se había llevado su costurero con lo necesario, su pasatiempo era ese, coser trajes. Mucha gente se metía con él por ese tema, al parecer los chicos no hacen esas cosas. El chico de pelo largo cogió un metro del interior de la caja. Midió a ambos, los brazos, piernas, hombros, cintura... y todos los datos que tomaba los apuntaba en una libreta. Casi parecía un profesional.
-Sabes, Seishi que personaje te pega a ti un montón.
-¿Cual?
-Allen Walker. Y Minato podría ir de Lavi que también es pelirrojo.
-Es verdad. -dijo este último entusiasmado -El año que viene vamos de ellos ¿Vale?
-Eso ya va siendo hora de que le toque a mi serie favorita. -se quejo Ichirin -El año pasado fuimos de Death Note, la preferida de Merisa, el anterior Fullmetal Alchemist, la de Haruka y este año la de Yasei.
-¿Por qué cuando se decidió no propusiste D-Grey Man? -inquirió el chico de los cabellos cobrizos.
-Pues no se. A lo mejor no os parecía bien. -Unas voces femeninas entraron en la cafetería -Las chicas han vuelto. Decidlas que pasen ellas ahora.
Los dos chicos salieron a la par que ellas entraban en el almacén, sin antes un efusivo saludo de Yukari a Minato, que hizo que a Seishi le hirviera la sangre de las sienes. Se acercaron al grupo que permanecía en la barra charlando.
-¿Ya habéis terminado desastres? Ya no hace falta que mañana traigáis las fotos. Yukari las a traído por vosotros, menos mal que ella es previsora.
-Ella es la mejor. -inquirió Yutaka -No sabes la suerte que tienes de que sea tu noviecita.
-La verdad es que si. Siempre esta en todo.
-Y además es guapa. -continuo Yasei. -Ya no que dan chicas como esa.
-¡Oye que estoy delante! -se quejo Merisa -¿Yo que soy una silla?
-No te ofendas Meri, pero tú eres la loca del peluche que se quita los pantalones en el metro. Además da miedito.
-Habló el hombre mas guapo que ha pisado la faz de la tierra, el gran Yasei, que con su mera presencia el sol parece brillar más.
-Se te olvida decir que además soy dios.
-Si el dios de la tontería.
-Pero dios al fin de al cabo, humana.
-¿Se puede saber porque os peleáis tanto? -pregunto Kiyoshi.
-Porque esta no soporta perder. Pero no se puede ser la primera en todo.
"¿Como que no?" se pregunto Seishi, es que acaso él era el único que se daba cuenta de lo irritante mente perfecta que era Yukari. Sabía hacer absolutamente todo. Sacaba sobresalientes en la mayoría de las asignaturas y si no ochos. En deportes destacaba por encima de todos. Bailaba de maravilla, y su voz era la de un ángel. Por no hablar de su talento para la cocina, los ordenadores, la pintura... Y de su fabulosa belleza. "¡¿Como es posible que exista alguien tan... ta...?! Pensaba sin encontrar la palabra adecuada.
Bueno, esa tía tan repelente no iba a amargarle el día. Al fin de al cabo era él el que iba a dormir en su misma habitación y no ella, puede que en camas separadas y con una niña de por medio, pero juntos al fin de al cabo. Ya tenia ganas de irse a acostar.

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